Un viaje a la sabana del Yari- Caquetá
Hace mucho quería escribir sobre esta experiencia, apenas lo puedo hacer porque me vi forzado por un ejercicio académico el cual disfrute mucho.
imagen tomada de internet |
Mas de 400
medios de comunicación se dieron cita del 17 al 23 de septiembre de 2016 en las
sabanas del Yari – Caquetá para cubrir y
mostrarle al mundo lo que sería la X conferencia nacional guerrillera de las
FARC-EP, anunciada después de que el
gobierno Colombiano y este grupo
insurgente firmaran el acuerdo que
pondría fin a 52 años de confrontación armada.
Las
principales víctimas del conflicto colombiano han sido los campesinos de los
territorios más olvidados por el Estado, así quedo claro para todos los
periodistas y jóvenes aventureros que emprendimos este viaje desde diferentes
lugares del mundo hacía el corazón de las tierras en manos de las FARC.
Todo
comenzó con una invitación al correo electrónico al medio de comunicación en el
que me desempeñaba en ese momento, Milena Reyes es la persona quien firmaba la
invitación como Jefe de prensa de las FARC, ella solicitando mis datos para
asistir a la conferencia guerrillera y de paso conocer el pasó que tomaría este
grupo armado para dejar las armas que le costaron a Colombia unos 225.mil
muertos, cerca de 8 millones víctimas y desplazados por todo el territorio
Nacional.
Una vez hablé con el equipo de Tibanica y
conseguí dinero prestado para mi desplazamiento, ya que la labor de reportería,
como casi siempre en los medios de comunicación alternativos, sería
auto-gestionada. Empecé a alistar el viaje rápidamente, pues sólo contaba con
dos días para prepararlo. No sólo sería mi primer campamento guerrillero sino, ¡la
última Conferencia de las FARC! bien valía la pena asistir.
El quipo me propuso que viajáramos en
carro, ya que bajaba costos y ofrecía mayor comodidad. A pesar del pronóstico
de conducir por más de 15 horas, acepté. Decidimos viajar el viernes en la
madrugada y dividir responsabilidades para los preparativos: compra de mercado,
diseño de escarapelas, consecución de menaje, camping, equipos fotográficos, de
grabación, de video y audio, etc.
La hora pactada para la salida fue el
viernes a las 3:30, hora en la que, efectivamente, recogí a mis compañeros de
viaje: Andrés en su casa de Teusaquillo, Jhon Jairo, en Boita y Camila en la
Candelaria, ya estuvo montado con gafas, periódicos y maletas a las 4:30 a.m.
en el carro. Ya estábamos listos para dejar la ciudad rumbo a San Vicente del
Caguán en Caquetá. Ya en Soacha, nos despidió una luna gigantesca, que se ubicó
en frente del panorámico del carro, como nunca antes había tenido la
oportunidad de observarle: beige, imponente, grande, redonda… muy redonda.
Llenos de emoción y buenos presagios dejamos la ciudad hacia las 5:30 de la
mañana. Muy rápidamente estuvimos en la paralela a Melgar y tomamos la vía al
Espinal: doble calzada poco transitada, lo que facilitó nuestro desplazamiento.
Pasamos luego el Guamo y decidimos desayunar en Castilla (Tolima): almojábanas
calientes y recién hechas de $500, caldo de costilla, huevos pericos, tamal
tolimense original y por supuesto… chocolate. Ya desayunados, y luego de
visitar a “blanquita”, tomamos carretera hacia Neiva, a donde arribamos, nada
más y nada menos que a las 12 del día.
Quienes alguna vez han estado en Neiva
sabrán de sus condiciones climáticas: sol despiadado, calor agobiante, humedad
de baño turco, que se agudizan con el sol canicular del medio día, que puede
alcanzar fácilmente una temperatura de 35 grados centígrados. A nosotros nos parecían
50, pero tuvimos que parar, ya que Andrés no llevaba botas de campaña, lo que
debíamos resolver; también compramos un cable para el radio del carro, para
poder escuchar música desde los celulares de cada quién o desde los
computadores, lo que se convirtió en una sentida necesidad debido a lo
prolongado del viaje. También compramos un cargador de carro para nuestros
aparatos electrónicos y algunos víveres finales en el Éxito de Neiva. Hecho
esto, a la 1 de la tarde emprendimos nuevamente viaje hacia Florencia, de aquí
en adelante eran tierras nuevas para mí ya que nunca había estado más allá del
sur del sur de Colombia.
Invertimos 4 horas de Neiva a Florencia,
atravesando paisajes majestuosos con una luz que hacía doler los ojos de la
emoción, hicimos una parada de rigor en un mirador que permitía una panorámica
excepcional de la represa de Betania, ya entrados en gastos decidimos tomarnos
una pola, para celebrar el país en el que nos tocó nacer.
A Florencia llegamos a las 5 de la tarde,
hora pico… y de viernes: motos y motociclistas como enjambres: motos con
trabajadores; motos con señoras; motos con adolescentes; motos con trabajadores
y señoras; motos con trabajadores, señoras y niños; motos con trabajadores,
señoras, y bebés; motos parqueadas en la calle; motos para la venta en
calles estrechas y muy transitadas; motos, motos y más motos.
La idea era almorzar allí, ya que por el
afán de no llegar tan tarde a San Vicente del Caguán habíamos decidido
convertir el almuerzo en almuerzo-comida. Para engañar a la barriga picamos
jamón, almojábanas, agua…. mucha agua, chocolatinas, etc. Digo que la idea era
almorzar en Florencia pero no pasó de eso, pues no encontramos donde parquear,
ya que además del tráfico pesado, la oferta de parqueaderos aparentemente no es
muy grande en esta ciudad, así que decidimos, después de media hora de estar
dando vueltas, seguir camino y comer en la carretera.
Ya a las seis de la tarde, muy pero muy
cansado de conducir –ya había sobrepasado las 12 horas manejando y las 15 horas
despierto- decidimos parar cuando vimos un puerto de río hermoso con música a
todo volumen: Puerto Arango, un puerto en el río Orteguaza. Preguntamos donde
almorzar, y nos indicaron un modesto restaurante-bar-vivienda, justo al lado de
una montaña (y cuando digo justo… es ¡justo!). Una joven caqueteña, de hermosos
ojos, nos ofreció un variado menú: bagre en salsa, cerdo asado o pollo sudado,
caldo de pescado y jugos naturales; los hombres pedimos bagre y Camila pidió
pollo, pedimos que fuera rápido pues moríamos de hambre. Diez minutos después
la joven volvió aclarando que sólo quedaba un bagre, un cerdo y dos pollos:
pese a la profunda molestia y debido a la más profunda hambre decidimos aceptar
que nos trajera lo que había, pero que nos adelantara los jugos y los caldos,
pero resulta que los caldos se habían acabado también y los jugos naturales
eran jugos hit, así que decidimos pedir cerveza para la sed y la comida
que había lo más pronto posible.
Con el estómago a medio llenar, partimos a
las 6:30 de la tarde para San Vicente del Caguán, en donde pernoctaríamos para
luego arrancar en la madrugada hacia el cacerío “Las Damas” y el sitio “El
Diamante”, en donde estaba ubicado el campamento guerrillero de las FARC, luego
de parquear nuestro carro en San Vicente y de contratar un campero para el
desplazamiento. Debido al cansancio y a las muchas horas invertidas en el viaje,
el trayecto de Puerto Arango a San Vicente del Caguán se nos hizo eterno, sin
embargo, y sin tropiezos, arribamos a San Vicente del Caguán, la otrora capital
de la Zona de Despeje bajo los diálogos del gobierno Pastrana con las FARC en
el periodo 1999-2001, a las 10 de la noche. Nos encontramos con la persona que
habíamos contactado desde Bogotá para el desplazamiento hacia el campamento y
le pedimos que emprendiéramos el viaje esa misma noche, para poder asistir a la
instalación de la Conferencia Guerrillera a cargo del “comandante Timo” a las 7
de la mañana. Después de comer algo en el parque central -con una estruendosa
banda sonora de discotecas de balneario-, parquear el carro y empacar maletas
en el campero que habíamos fleteado… partimos hacia El Diamante a las 11 de la
noche.
La expectativa era gigante, tanto del evento y su
importancia para el futuro del país, como de la experiencia a vivir en aquel
lugar, del que habíamos escuchado, pero que desconocíamos: La sabana del
Yarí. Conjeturamos que tardaríamos 14 horas a San Vicente y 4 horas más hasta
llegar al punto de la Conferencia. El plan se cumplió a cabalidad pero el viaje
tardó 24 horas, casi sin detenernos. Nos sorprendió que a pesar que San Vicente
del Caguán queda a ciento y pico de kilómetros de Neiva y apenas a setenta de
Algeciras Huila, se debe dar una vuelta que nos tardó cerca de 10 horas
atravesando grandes poblaciones en el Caquetá como el Doncello o Puerto
Rico.
Amigos y amigas de medios alternativos que iban
adelante en el camino nos iban anunciando pormenores e información necesaria
para la travesía hasta que la señal se perdió para no volver a regresar.
El conductor de la camioneta que nos llevó hasta el
Diamante, un hombre oriundo de San vicente, advirtió que lo
importante del proceso de paz es que se terminaban algunas consecuencias para
la población del lugar, como el miedo permanente y la voladura de Torres y de
puentes, nos contó que por una voladura de torre, San Vicente no tuvo luz
eléctrica durante seis meses en un momento álgido del conflicto. La trocha no
era fácil y los saltos del vehículo hicieron que el sueño que nos vencía, no
pudiera conciliarse.
Olvidé decir que durante todo el viaje de Bogotá a San
Vicente había ejército apostado a los lados de la carretera haciendo la
acostumbrada señal de “like” con el dedo, pero ninguno de estos “puestos”
militares nos hizo parar. No, hasta el retén del ejército que estaba instalado
a pocos kilómetros del campamento guerrillero. Allí, los militares detuvieron
la camioneta, pero no nos hicieron bajar, tan sólo nos pidieron nuestras
credenciales de prensa, para registrarnos en un libro, luego de lo cual nos las
devolvieron y seguimos nuestro camino.
EL CAMPAMENTO
A las cuatro de la mañana y después de 24 horas de
viaje continuo dentro de un mismo país, llegamos a las sabanas del Yarí en el
Caquetá, una luna llena grande y hermosa hacía innecesario cualquier tipo de
iluminación adicional. La entrada al campamento consistía en una gran puerta de
madera que anunciaba una infraestructura importante para el último encuentro
guerrillero de las FARC como organización armada, nos recibió Alejandra, una
guerrillera de mediana edad, que nos indicó las condiciones de nuestra estadía
y de nuestro cubrimiento en el evento, no podríamos ingresar a las sesiones de
la conferencia ni grabar entrevistas sin autorización previa, pero podríamos
tomar las imágenes que quisiéramos y hablar informalmente con toda la
guerrillerada. Nos indicó que viviríamos esta semana en un campamento
guerrillero, porque la zona de camping ya estaba llena. Le advertimos que no
teníamos dinero para pagar la estadía en el campamento, nos aclaró que estar en
el campamento no tenía ningún costo. La mitad de nuestro equipaje era el equipo
para acampar, ya no lo necesitaríamos.
El campamento guerrillero que observamos era una
estructura en guadua y plástico que comprendía unas 250 caletas individuales
organizadas en filas, una al lado de la otra. Todas las caletas eran iguales,
una estructura levantada con tierra a unos 20 centímetros del suelo soportada
por palos de guadua, que daban forma a una cama de tierra a la que le colocaban
paja como colchón, un plástico la forraba y sobre él una cómoda colchoneta
nueva, encima había un mosquitero, una sábana, una sobre-sábana y una cobija.
Dentro del campamento nos atendió Bernardo, nos
ofreció un delicioso tinto, nos entregó mosquitero, sábana, manta, nos mostró
nuestro alojamiento, puso los mosquiteros, ayudó a tender nuestras camas. Le
preguntamos si estaba contento por el momento que ahora se vivía, nos contestó
que ellos siempre han estado contentos. Nos advirtió que el cronograma del
evento se cumplía con exactitud, nos indicó donde nos podíamos bañar y donde
quedaban los baños: éstos eran pozos para orinar cuadrados y no muy grandes,
con una profundidad de unos cincuenta centímetros; para defecar eran zanjas
largas y angostas de unos cincuenta centímetros de profundidad por unos tres
metros de largo y unos veinte centímetros de ancho. Los unos y los otros
estaban separados y encerrados con plástico sostenido por guadua. Luego de esta
pequeña inducción pasamos a nuestros aposentos a intentar dormir, ya eran las
4:30 de la mañana y a las 7:00 a.m. era el acto inaugural…
LA CONFERENCIA:
Luego de un breve descanso, de sólo una hora y media,
a las 6:00 a.m. nos levantamos y nos dispusimos a tomar un baño. La columna
móvil Teófilo Forero y el Frente 15, ambos del Bloque Sur, habían dispuesto una
estructura de madera, como un puente sobre una fuente de agua fresca en la
parte inferior del campamento. Sobre la estructura de madera, había un canal
forrado con plástico negro, por donde un río bajaba ininterrumpidamente.
Hombres y mujeres, en ropa interior, nos dispusimos a bañarnos: algunos con
tazas o jarros y otros, como yo, sólo con las manos. Pese a la hora, el agua
estaba tibia, cristalina, deliciosa. Es sorprendente el manejo que la
guerrillerada hace del agua, además de que existan lugares en nuestro país en
donde el agua de río sea potable. Debo confesar que frente al primer
ofrecimiento de un combatiente a que bebiera agua con frutiño, lo dudé bastante:
tanto por el agua como por el frutiño, sin embargo, y frente a la seguridad con
la que el guerrillero me ofreció el agua, la acepté: deliciosa, fresca,
refrescante… pese al frutiño.
Ya bañados y
vestidos nos dirigimos a la zona en donde se iba a realizar el acto inaugural a
cargo del Comandante General Timoleón Jiménez “Timochenko”. El lugar donde se realiza la Décima conferencia debe tener a ojo de
inexperto de 1500 hectáreas. Se realizó en una gran instalación, como las de los
grandes festivales de rock, que estaba ubicada a unos pocos kilómetros (15
minutos caminando) del campamento en donde dormimos. Se instaló una tarima
gigantesca, como las de Rock al Parque, un sonido impecable, luces, ingenieros,
sonidistas, técnicos, toda una compleja infraestructura que demostraba la
significancia de esta Conferencia para las FARC.
El diamante, lugar en donde se realiza la Conferencia,
es una vereda del municipio de “Las Damas”, cuenta con pocas casas, un par de
tiendas y no tiene escuela. Está ubicada en una sabana inmensa en la que no se
pueden divisar montañas en el horizonte. Cuando los españoles llegaron al
altiplano cundiboyacense, lo que los indios llamaban Bacatá se asemejaba
bastante a las sabanas castellanas, razón por la cual empezaron a denominarla
como sabana, hábito que se quedó en la jerga cotidiana hasta nuestros días,
esto explica el por qué usamos la voz Sabana de Bogotá para
referirnos al territorio ocupado por la ciudad y sus alrededores. ¡Bogotá es una
meseta y no una sabana!, la del Yarí, en cambio, sí es una sabana. No es como
los llanos, en donde el horizonte es la línea que separa al cielo de la tierra,
puesto que la irregularidad del suelo y la espesa vegetación hacen que el
horizonte esté compuesto por un cerco de árboles de todos los verdes posibles.
El clima es excepcional, unos 26 grados centígrados, la humedad es severa, pero
hay brisa. Incluso a media noche uno puede estar sin saco, no obstante, en la
madrugada se hace necesario sumarle una cobija delgada a la sobresábana, para
no sentir la brisa del alba.
Para la Conferencia se dispuso de grandes carpas: para
la sala de prensa, para las ruedas de prensa, y para las carpas de los
periodistas. También se abrió una estación de gasolina, un centro de
comunicaciones para vender minutos a celular y planes de datos para poder
acceder a internet (de una mega o de dos megas de velocidad). Esta vereda fue
escogida para la realización de la última conferencia guerrillera de las FARC,
al menos como grupo en armas, debido a que, como Pablo Catatumbo contó en una
rueda de prensa, esta zona es símbolo de la resistencia de las FARC: es una de
las zonas en donde empezó el movimiento, también fue una zona de álgida
confrontación con el ejército y con los paramilitares, y por ello, el Estado
Mayor decidió hacerla allí.
El acto inaugural empezó a las 7:00 a.m. en punto, fue
corto: cerca de 20 minutos. Timochenko dio la bienvenida a la guerrillerada, a
la prensa nacional e internacional, explicó qué es y cómo funciona la
Conferencia Guerrillera. Dijo que es el mayor órgano democrático de la
institución, que es la instancia más alta en la jerarquizada estructura
guerrillera, que se realiza cada vez que se hace necesario decidir sobre algún
aspecto estructural de la organización. La Novena Conferencia, por ejemplo, se
hizo en 2007, como respuesta al Plan Colombia, al Plan Patriota, en esa
conferencia se pensó en la estrategia a seguir, se evaluó cómo estaba la moral
de la tropa, el respaldo de la población y cuál estrategia económica se iba a
tomar, entre otros.
En esta ocasión, el objetivo de la Décima Conferencia
es doble: 1) Refrendar los acuerdos de La Habana y 2) Crear las bases de la
plataforma política de la organización luego de la dejación de armas. Estos dos
objetivos obligan a las delegaciones a asumir una gran responsabilidad para la
organización, en el caso del primer objetivo incita a la Conferencia de una
tarea de análisis y refrendación de los acuerdos, en el caso del segundo,
apuesta por la producción de las condiciones necesarias para la convocatoria de
un congreso constitutivo dirigido a la creación de un partido político.
En las palabras de Timoleón Jiménez (Timochenko) subrayo que, más allá de la estructura militar
de la organización, la naturaleza de las FARC era política y democrática.
Procedió a relatar cómo se conformaba organizativamente las FARC y cómo todos
los guerrilleros participaban en asambleas por escuadra para determinar los
delegados que participan en la Conferencia y como aquella estaba conformada por
la capacidad de organización popular, y por ello, el respeto a la población
civil es soporte de su Organización.
Timochenko agradeció a los medios de comunicación su
participación, advirtiendo que el poder mediático no debe ser utilizado como un
elemento más de la guerra, y que su aspiración era que el mensaje de las FARC
llegara a las mayorías.
Con un último llamado del comandante Timochenko a que
la guerrillerada, y particularmente los delegados a la Conferencia, asumieran
su responsabilidad histórica de forma ética para la transformación de las FARC
de ejército del pueblo a partido político, se dio por inaugurada la Décima
Conferencia Guerrillera de las FARC, advirtió a los guerrilleros la importancia de esta
asamblea, recordándoles que en su participación debe primar el que los niños
puedan crecer en un país en paz. Con la frase “En sus manos se encuentra el
destino de Colombia” terminó su intervención instalando oficialmente el evento.
“El sueño de la democracia produce monstruos” de la
misma manera en que Goya consideraba la razón como productora de
monstruosidades, podemos decir que el sueño democrático que alimentan medios de
comunicación orquestado por la clase dirigente del país, han permitido crear
monstruos que por fuera del sueño de la democracia burguesa, han perdido su
humanidad: Salvajes, asesinos, terroristas… ¡monstruos! Claramente, un enemigo
al que hay que destruir comenzando por su condición de humanidad.
UNA REFLEXIÓN
DENTRO DE LA DÉCIMA CONFERENCIA
En esta décima conferencia realizada por las FARC-EP
en las indescriptiblemente bellas sabanas del Yarí, los medios tenían la
posibilidad de convivir en un campamento con algunos integrantes de los
diferentes frentes que conforman los bloques del grupo guerrillero, compartir
el momento del baño en la mañana, la preparación de los alimentos a medio día,
un tinto en la tarde y en general el transcurso del día mientras sus
compañeros, elegidos por ellos como delegados a la asamblea, discutían los
Acuerdos de la Habana junto al Estado Mayor.
Al llegar la noche y luego de la rueda de prensa sobre
la jornada de discusión, el enemigo se abraza y besa entre amigos, familiares,
novios, novias, bailes, comida, y celebración, es una pausa -tal vez
definitiva- de la guerra como la han vivido hasta hoy. Guerrilleros y
guerrilleras de todo el país hablan de su vida, gustos musicales, preferencias
deportivas. Bailan, sonríen, discuten, saludan… lo extraño de todo esto es
precisamente que no nos deja de asombrar la familiaridad que tienen sus
experiencias familiares, gustos, juegos, con los nuestros. El enemigo acaricia
a los perros, tiene mascotas, se aclara el cabello y escucha música.
Si algo permite este “después” de la guerra es la
posibilidad de avizorar al ser humano detrás del guerrero. Uno de los riesgos
-también utilizado como estrategia- es irracionalizar las motivaciones y
acciones del enemigo, para que su destrucción o la motivación para su
destrucción no tenga discusión, para que sea una guerra de buenos contra malos,
sin matices. Matizar los humanizaría y por lo mismo, podría impedir acabar con
ellos, con ellas. Detrás del enemigo está el guerrero, detrás del guerrero, su
humanidad. Los medios ayudan a construir al enemigo, un proceso de paz los
reconoce como guerreros y a todos nos corresponde devolverles su humanidad
arrebatada en tiempos de guerra.
La democracia que conocemos, la democracia burguesa
debe ser relevada para que esta paz sea “Justa y duradera” como repetía no muy
lejos del Yarí en la década del cincuenta, Guadalupe Salcedo, en el proceso de
paz que llevó al final de las Guerrillas del llano, de la cual hacia parte un
tal Pedro Antonio Marín, el cual luego del incumplimiento de los acuerdos y el
asesinato de sus principales líderes, hizo parte de lo que sería unos años
después las FARC-EP, la guerrilla que hoy repite en los labios de los
asistentes, las palabras de Guadalupe.
Comentarios
Publicar un comentario